En contraste con otros países europeos, Finlandia tiene una práctica inusual de no cobrar matrícula por cualquiera, los estudiantes incluso fuera de la UE, pero dejando en su lugar las comidas, la vivienda y otros costes vivos hasta el estudiante. Existe un sistema de préstamos para ayudar a cualquier estudiante que tenga problemas para pagar estas cuotas.